Reiki: Una nueva etapa de aprendizaje. 2ª Parte

He finalizado el curso. He aprendido mucho de mi maestra Nuria. Ha sido mágico a la par que natural.

Ayer por la tarde después del curso, me quedé tomando un café y charlando con mi maestra. Las palabras fluían a través de mi boca. Me sentía libre de expresión y escuchado. Volqué mis frustraciones, mis éxitos y la actualice el estado de mi vida.

Ella me miraba con el amor de una madre y me escuchaba atentamente, tratando de buscar las palabras correctas que me sirviesen. Oteaba mis ojos, me miraba fijamente esperando si me decidía a hablar sobre ese dolor que había surgido en la sesión cuando apoyó las manos sobre mi pecho.

Me daba consejos y hacía metáforas de su vida para que me ayudase en mi camino. Me contaba las incertidumbres que ella ya hubo pasado y que se identificaban en buena parte con las actitudes y caminos que estaban formando mi vida actualmente.

El consejo claro, ella me mostraba mi capacidad de elección, mi capacidad de aceptación, todo lo que he logrado y por lo que me siento agradecido, todo el tiempo que tengo para realizarme dentro de mi libre albedrío.

Evité a toda costa hablar de mi pesar, evité nombrarlo y ella, sabia, evitó dar el primer paso. Ambos sabíamos que es mi trabajo interno y que no estaba preparado. Que enterrar emociones tiene un precio y que sanarlo conlleva un esfuerzo.


Es el segundo día y he llegado a casa de Nuria con el temor de la angustia que tenía ayer en el pecho, aunque ahora estaba disuelta pero salía a fuera en cuanto recordaba. Esa mañana de mi tercera iniciación llegue con energía renovada, el sueño había limpiado mucho del rastro del dolor enterrado, pero aún en la superficie cuando mi energía se topaba con el, las lagrimas brotaban sin más expresión y yo hundía las manos entre mi pecho y estómago para liberarme y compadecerme de mí mismo.

Sonriendo entré, llegaba decidido a preguntar lo que ayer evité. ¿Había Nuria realmente visto la raíz de ese dolor? Sentí vergüenza.

No me dio tiempo a preguntar, pues mis compañeros ya estaban esperándonos y me senté para comenzar la segunda sesión. Nuria nos pregunta por la noche. Todos hacen reflexiones sorprendentes, la habitación esta rebosante de una luz blanca que llenaba el espacio entre nosotros.

¿Y tu Miguel? ¿Que tal la noche? Evito hablar de mi pesar y, temblando, explico a mis compañeros las revelaciones que me han llegado sobre las visiones que recibí ayer. Les hago el gesto de la serpiente alzándose y de la taba. Todos se sorprenden. Yo más, pues relatar algo que resulta increíble y ser escuchado sin juzgar es una alegría para mi corazón.

Mis compañeros hablan de lo que emocionalmente ha significado para ellos, todos han notado un cambio y todos han notado la expansión de la energía ki en su entorno. Todos visualizamos mejoras y un camino próspero. Nuria dice que es normal y que solo acaba de empezar. Que debemos abrir nuestros sentidos y nuestro corazón a los pequeños milagros que se van a dar poco a poco en nuestra vida.

Nuria procede a pedirnos tomar asiento en el banco para la tercera iniciación, nos dice que hoy vamos a ver más que nunca, que no nos cerremos, y que es muy importante dejarnos explorar la energía.

Cerramos los ojos, ponemos nuevamente las manos en posición de plegaria y comienza la iniciación. Nuria va uno por uno haciendo los símbolos y oraciones.

Nada más cerrar mis ojos, visualizo una mariposa revoloteando delante de mi hasta posarse en mi frente, donde se integra y sus alas se convierten en un corazón dibujado entre mis ojos. Pasa Nuria tras de mi y toca mi espalda.

Entonces de pronto me veo en una montaña muy escarpada, estoy escalando con cuerdas, hay tormenta, por debajo mío, a izquierda y derecha, hay personas subiendo como yo. No puedo ayudarles, tengo que llegar a la cima. Unos caen al vacío, otros sufren y entran en pánico, una chica a mi derecha, veo el fulgor y valentía de sus ojos, poniendo todas sus fuerzas en llegar. Eso me llena de energía y toco la cumbre.

La base de la cumbre es pequeña y frente a mí una flor blanca impoluta, un loto iluminado se abre. A esto he venido.

Entonces Nuria pasa frente a mí y toca mi frente y mi hombro y me dibuja el símbolo de Chocurei en las manos. De pronto me visualizo en paz, en posición de meditación, vestido de blanco frente al loto que ahora flota en una charca entre nenúfares. De la charca sale una rana y pasa por sobre el loto que está aumentando su tamaño por momentos, más allá del loto veo un maestro, en posición de meditación, el loto entre nosotros, solo veo sus manos, sus piernas dobladas donde se recuesta, y un manto apoyado en sus brazos, no puedo mirar hacia arriba, mis ojos se enfocan en esa imagen.

Nuria eleva mis brazos para recibir la luz del espíritu Santo, entonces el loto, ahora enorme, se convierte en fuente y comienza a brotar agua. Pronto salgo de ahí.

Ahora estoy en una especie de templo. Una mesa. En la mesa hay muchos pergaminos. Noto una presencia cerca. Un pergamino cae, el rollo enorme se despliega en innumerables vueltas hasta un título ilegible donde después está en blanco, la presencia honorable me entrega una pluma y me dice que es mi turno, que escriba. Entonces miro a la mesa y hay una vela, a punto de consumirse. La veo desde arriba, justo cuando ya no hay cera y esta a punto de apagarse, resulta que hay un agujero que traspasa la mesa, debajo hay otra mesa, como en estanterías, con infinidad de mesas por debajo, la vela traspasa cada mesa, como una alegoría de cuando acaba una vida y empieza otra. En la siguiente mesa la vela parece completa pero atraviesa ésta también, nunca se apaga. La presencia solemnemente me hace entrega de ZinUru, es una llave, me señala una bisagra con cerradura que existe bajo cada estante, me hace saber que se me ha concedido poder abrir las bisagras que necesite, de quién lo necesite. Siento un peso de responsabilidad en mis manos, un peso que se me hace conocido.

Abrimos los ojos, Nuria nos da la enhorabuena y nos da la bienvenida como iniciados al saber del Reiki. Todos contamos nuestras experiencias, a cada cuál más sorprendente. Las de mis compañeros son bellas y llenas de significado.

Cada uno hemos recibido el mensaje que necesitábamos.

Ya estamos listos. Ahora comienza nuestro andar en este nuevo y ancestral conocimiento. Ahora depende de cada uno de nosotros trabajar a diario el don entregado. En utilizarlo para nosotros mismos y para ayudar a los demás y dar un poco más de luz al mundo.

Ahora nos toca imponer nuestras manos sobre nuestros compañeros y poner en práctica lo aprendido. La mitad lo hicieron ayer hoy es el turno del resto.

La diferencia es que hoy los que tenemos registros Akashicos vamos a utilizar las dos técnicas.

Tras la preparación correspondiente pongo mis manos sobre mi compañero. Es increíble, noto mis manos arder con una energía nueva, ya la había sentido pero esta vez sé utilizarla, combinada con mi técnica de registros Akashicos, soy capaz de leer la energía y el alma de mi amigo con nitidez pero sin sentirme drenado de energía. Visualizo vidas, encuentro bloqueos y dolores y aplico a través de mis manos un flujo constante de luz, de energía que remueve los canales energéticos de mi compañero. Voy sanando lo que encuentro a mi paso. Me siento fascinado pero a la vez decidido.

Veo como nunca, con está energía universal y con ayuda del arcángel Miguel realizo la sanación en una sesión completa.

Tras la sesión ponemos en común lo experimentado, es todo tan asombroso, y lo hablamos con naturalidad y alegría. Mi sesión es impresionante, pero más aún la de mis compañeros. Esto es una experiencia preciosa, es un chute de energía y amor. Es una comunión de almas. Es la expresión de lo humano. Nuria nos hace las últimas recomendaciones, nos abrazamos todos y pasamos a comer.

Me siento a tope de energía, tanto que no consigo parar de hablar. Creo que hasta llego a abrumar a mis compañeros. Pero les agradezco la escucha pues mi expresión siempre bloqueada, cerca de Nuria me comporto como un niño al que le han levantado el castigo. Gracias por todo.

Hora de partir. Bajo las escaleras y me doy cuenta que he olvidado hacer mi pregunta. Estamos todos en la entrada, miro a Nuria y la digo: Nuria, he leído lo que hace sufrir a mi compañero y le he ayudado a liberarlo. Ayer, cuando tocaste mi corazón. ¿Viste la raíz de mi dolor?¿Viste porque sufría? Me mira fijamente sorprendida por mi repentino atrevimiento. Reflexiona y mirándome a los ojos me responde seria y con voz pausada:

Separé mis manos, pues la energía y el pálpito era fuerte, pero no vi nada. Nada.

Yo se que lo vio. Lo sé. Pero entonces mientras me despedía e iba camino al coche lo comprendí. Lo dijo todo. No había dolor, había sanado, no había nada. Gracias Nuria. ✨

Un comentario

  1. Mi querido Miguel : es tan mágico lo que escribes , que no cabe duda , debes escribir tu libro , ayudarías mucho a los demás
    Me encanta el cariño con el que hablas de mi , y como trasmites tu luz , pero sobre todo cómo absorbes luz lo integras todo , tus dibujos no pueden ser más explicativos , aparte de verdaderas maravillas ,
    Tú forma de hablar y compartir es genial , nada de abrumar , te escuchábamos todos boquiabiertos ,
    Y captar mi respuesta final , es lo mínimo que esperaba de ti
    En tu plexo solar cuando levante mis manos , ya no quedaba NADA
    buen camino precioso ser de luz 🙏🌟

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